Salvador Calvo Muñoz

Lika’ tuvo dos cachorros y tres cachorritas. Los cachorros se los llevó el dueño del padre de las criaturas y allí quedaron ‘Lika’, ‘Bamba’, ‘Candela’ y ‘Arizona’. Joaquín se quedó con ‘Bamba’, David fue a por ‘Candela’ y quedó ella, tan chiquitina y esmirriada. En cuanto levantó un palmo la trajimos a casa. Han conocido personas buenas, ¿verdad? De las que son incapaces de hacer mínimo daño y tienen la bondad reflejada en el rostro. ¿Sí? Pues en los animales también se da el caso. Ella, ‘Ari’, así fue. Y a la hora de cazar, ustedes la vieran. ¿De dónde salió ese talento? ¿Quién le enseñó a cazar con esos vientos y esas facultades? Tal vez tuvo la suerte de que en sus primeros años lo hiciese en cazaderos en los que abundaba la caza y fuesen escenarios propicios para que se formaran perros excelentes. Imposible numerar todas las veces en que nos llenó de felicidad con paradas sublimes y cobros excepcionales. Nos consuela saber que tuvo una vida excelente. Pero, ay, llegó el inexorable paso del tiempo y con él, el insoslayable deterioro físico. Y el final. ‘Ari’ es ya de la tierra, pero no dejaremos de darle las gracias a la Naturaleza y a la vida por haber compartido tanto con seres tan buenos como ella. Espéranos en el cielo de los perros de caza, saluda a la ‘Doly’, al ‘Grin’ y al ‘Choc’, que cazan en el Elíseo celestial con nuestro amigo Miguel Delibes. Esperamos verte allí y darte todos los abrazos que te mereces.