La asociación hace públicas las cifras de las operaciones de rastreo en la recuperación de piezas de caza mayor heridas
La Asociación Española de Perros de Sangre (AEPES) ha presentado recientemente el informe sobre el periodo 2009-2012 de las operaciones de rastreo en la recuperación de piezas de caza mayor heridas que sus miembros han efectuado a lo largo de las últimas cuatro temporadas de caza.
De esta forma, en los últimos cuatro años, los colaboradores de esta asociación han realizado un total de 634 intervenciones, recuperándose un total de 340 piezas heridas. Por especies destacan el jabalí, presente en el 36 por ciento de estas intervenciones; el corzo, con el 32 por ciento; y el ciervo, con el 21 por ciento; mientras que el porcentaje del resto de especies es poco significativo.
Extremadura es la cuarta comunidad en el número de estas intervenciones durante el periodo 2009-2012, con un total de 59 actuaciones, por detrás de Castilla y León (165), Castilla-La Mancha (150) y Cataluña (81), lo cual supone el diez por ciento de estas operaciones.
La tasa de recuperación acumulada en el citado periodo asciende al 65 por ciento, sin tener en cuenta los controles de tiro. Por modalidades, el éxito de la acciones de recuperación fue del cien por cien en el caso de los atropellos, del 71 por ciento en los recechos, del 65 por ciento en esperas, del 56 por ciento en batidas y monterías y del 50 por ciento en el caso de otras modalidades.
La raza más utilizada en estas intervenciones fue el Teckel, en el 61 por ciento de los registros; seguido del Sabueso de Baviera, en el 34 por ciento de los casos. El resto de razas utilizadas no resulta representativo aunque es reseñable la gran cantidad de razas diferentes utilizadas.
En cuanto al porcentaje de intervenciones por tipo de arma, el 86 por ciento se realizaron sobre animales disparados con rifle, cogiendo más peso cada vez las disparadas con arco.
El 64 por ciento del total de intervenciones, se realizaron en las cuatro horas siguientes al disparo, encontrándose la pieza muerta en el 67 por ciento de los casos y teniendo que rematarla en el 86 por ciento de las ocasiones. La tasa de recuperación es muy superior, lógicamente, en las primeras dos horas de antigüedad, pero una vez superado ese tiempo se ha comprobado que el comportamiento es aleatorio, demostrando que la antigüedad del rastro no es un factor principal, dentro de unos límites, para el éxito del rastreo.
En cuanto a la longitud del rastreo, el 61 por ciento de las intervenciones tuvieron una longitud inferior a los 400 metros. Dentro de ese rango de 400 metros, el 83 por ciento de las piezas se encontraron muertas y el 56 por ciento tuvieron que ser rematadas. A partir de los 600 metros, el número de intervenciones sin cobro supone el 47 por ciento de las intervenciones.
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